Tomando como base el post del 21 de Agosto en el blog de John Maxwell y con aportes personales, dejamos un pensamiento para reflexionar y poner en práctica.
Cuando te encuentras con alguien, ¿tu primer pensamiento es “qué pensará de mí” o “qué puedo hacer para que se sienta cómodo”? En el trabajo, la universidad, la familia, ¿qué intereses tienes en mente? ¿los propios? ¿los del otro? Tus respuestas te dirán dónde tienes puestos la mente y el corazón.
Para agregar valor a los otros, necesitas poner al otro por sobre tú mismo en tu mente y corazón. Si logras este primer paso, lograrás ponerlos en primer lugar también en tus acciones… lo que es esencial para quien quiere ejercer un buen liderazgo.
Pero, ¿cómo puedes agregar valor al otro sin conocer lo que los preocupa o interesa? ¿cómo ponerlos en primer lugar, si ni siquiera los conozco? Simple respuesta: no es posible!
Es por eso que como líder, debes conocer a las personas… Conversa con ellas. Pregúntales lo que les pasa, lo que les interesa, sus planes personales, sus opiniones. Obsérvalos. Puedes prestar atención a aquello en que ocupan su tiempo y sus recursos… allí descubrirás lo que realmente valoran y cuáles son sus mayores anhelos.
Cuando descubras lo que realmente valoran, puedes dedicar tu mejor esfuerzo para acompañar sus necesidades con generosidad y desinterés. Si tienen un objetivo común a cumplir, puedes revisar la forma (el “cómo”) de llegar a ese objetivo, orientando las acciones para alcanzar también los intereses personales de los participantes. Debes ofrecer lo mejor de ti mismo sin pensar en lo que recibirás a cambio…
Simplemente hazlo, por ellos. Y experimentarás los frutos de lograr ser un excelente líder al servicio de los demás. ¡Prueba y verás!
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