Hace poco di con este cuento-anécdota titulado «La culpa es de la vaca». Un claro ejemplo de lo que suele llamarse la ramificación de la culpa, actitud en la que probablemente caemos más veces de las que quisiéramos. Para mí, un clarísimo ejemplo del anti-trabajo en equipo, de no tener objetivos comunes ni mirar el trabajo como un verdadero sistema, donde para obtener buenos resultados cada parte del proceso debe comprometerse a realizar con la mayor calidad posible su trabajo. Pero donde, también, cada uno conoce el trabajo del resto de los intervinientes… y empujan todos hacia el mismo objetivo: lo que importa (a todos) es el resultado final de todo el sistema. ¡Eso sería un verdadero trabajo en equipo! De lo contrario, probablemente nos encontremos con esta triste situación, donde la culpa termina siendo… ¡de la vaca! El trabajo en equipo incluye, como parte muy importante, el saber reconocer un error a tiempo y estar dispuesto a corregirlo y buscar ayuda si es necesario.
El texto que les comparto lo extraje de un libro que es recopilación de anécdotas con moralejas, el cual justamente lleva el título de su primer cuento, «La culpa es de la vaca».
LA CULPA ES DE LA VACA
Se estaba promoviendo la exportación de artículos colombianos de cuero a Estados Unidos, y un investigador de la firma Monitor decidió entrevistar a los representantes de dos mil almacenes en Colombia. La conclusión de la encuesta fue determinante: los precios de tales productos son altos, y la calidad muy baja. Sigue leyendo